El griego micénico es una lengua indoeuropea. El hebreo es una lengua semítica del noroeste. Esto por sí mismo hace que la noción sea un fracaso.
Gordon argumenta en el libro que minoico y el hebreo tienen las mismas raíces, y la cultura minoica precedió a la adopción del griego en Micenas en su especulativa Civilización del Mediterráneo oriental, pero esto no tiene fundamento científico, ya que Minoan permanece sin traducir y sin clasificar. Si estuviera tan estrechamente relacionado con el hebreo como él afirma, se traduciría o al menos se clasificaría en una familia lingüística a estas alturas rastreando las características del idioma hasta el semítico del noroeste o sus precursores en la familia afroasiática.
En resumen, Gordon no pudo probar que Minoan estuviera relacionado con el hebreo de manera significativa. Sin un lenguaje compartido, es poco probable que las culturas se hayan desarrollado a partir de la misma fuente.
Además, se involucró en otras creencias históricas cuestionables que reciben desacreditación regular, como el comercio precolombino con los Américas por muchas de las antiguas civilizaciones mediterráneas.